domingo, 26 de agosto de 2007

Deja que tu luz brille más.

“Deja que tu luz brille más”. Robin S. Sharma.

Hace unos minutos leí esta frase y me llevo a pensar en que poco en verdad dejamos que nuestra luz como seres humanos brille.

Con luz me refiero a nuestras fortalezas, a esas grandes habilidades que absolutamente cada uno de nosotros tenemos y que nos hacen muy buenos, especiales diría yo, para alguna labor.

Todos nacemos con nuestra dotación de habilidades, pero muy pocos de verdad se encargan de desarrollarlas y explotarlas al máximo.
Nos quedamos esposados al grillete de la creencia común de que las personas especiales solo están en las películas de ficción o en los libros de historia. Grillete que se va apretando cada vez más con la presión social y el estrés de las tareas diarias que tenemos que cumplir.

Creo profundamente que todos sabemos en el fondo cual es nuestra gran fortaleza, pero también veo con tristeza que casi nadie quiere contar con este conocimiento de verdad.
¿Será que tenemos miedo al compromiso de tener que aprovechar al máximo nuestro poder? Supongo que sí.
Después de todo como diría Stan Lee a través del tío Ben “con un gran poder viene una gran responsabilidad”. Y pueden estar seguros que cuando él escribió esta frase no se refería solamente al nuevo superpoder que acaba de adquirir el sobrino de Ben tan solo unos días antes. ¿A qué super héroe me refiero? Sigue leyendo hasta el final.

Una pregunta que hago siempre a los candidatos a integrarse a nuestro equipo de trabajo es precisamente cuales son sus fortalezas. En el mejor de los casos me responden “soy muy organizado y trabajo bien bajo presión” (por cierto NADIE trabaja bien bajo presión, puede ser que aprendan a responder controladamente ante alguna difícil situación y salgan airosos, pero los resultados nunca serán tan buenos como cuando se trabaja de forma planeada y bien coordinada).
Estas no son fortalezas. Ser organizado es un rasgo básico que se espera de cualquier profesional.

Lo curioso es que sí les preguntas cuales son sus debilidades, o mejor dicho en estos tiempos en los que es indispensable ser políticamente correcto, cuales son sus áreas de oportunidad, todos te contestan con una lista de por lo menos 5 respuestas espontáneas.
Pareciera que todos tenemos a flor de piel nuestras debilidades para poder ocultar de nuestra propia vista nuestras fortalezas. No vaya a ser la de malas y estas salgan a relucir.

Y lo más irónico es que a pesar de que casi nadie puede (o quiere) ver sus fortalezas, el resto de las personas que nos rodean sí las ven y te las recitan día con día esperando inconscientemente que algún día te decidas y las aproveches.
¿Será más cómodo cobijarte en tus debilidades para sentir parte del resto de la gente?

¿Por qué no preguntarnos para qué somos realmente buenos, cuales son nuestras más grandes habilidades y como las podemos usar para ser más exitosos y contribuir a la vida de los demás?
No tenemos que hacer todo el trabajo de una sola vez, podemos hacerlo poco a poco. “Todas las grandes travesías comienzan con un primer paso y continúan con otro y luego con otro.”

Quien sabe tal vez así descubras tu verdadera vocación y algún día termines tu mismo en un libro de historia también.

domingo, 19 de agosto de 2007

¿Qué vas a hacer y por quién esta semana?

Ya lo he mencionado en el pasado y seguramente lo habrán discutido con otras personas o también leído en algún otro lugar: Ayudar a quien sea, se trate de un viejo amigo, un familiar o un perfecto desconocido, es una de las mejores maneras de agregar valor a la vida de los demás y a la de uno mismo.

Uno de los más importantes consejos que he recibido en mi vida es: “mantente siempre alerta de cómo puedes ayudar en cualquier momento”.

Puede ser que mañana temprano le abras la puerta del Starbucks a un desconocido que lleva ocupadas ambas manos con un “grande light moka frapuchino” y un “chai latte 180°” o que ayudes al nuevo compañero de la oficina a desatorar la copiadora que, como de costumbre, se quedó atascada de papel.
Quizá sea que completes el cambio de la persona que está delante de ti en la fila del supermercado para que pueda terminar de pagar. O tal vez resultes más esplendido y se te ocurra pagar la cuenta de la comida de tus amigos.

Sea lo que sea piensa constantemente: “¿cómo puedo hacer que alguien hoy esté mejor de lo que estaba cuando lo encontré? ¿Qué puedo hacer para que por lo menos por un breve momento, su día sea mejor de lo que se esperaba?”

Hay muchas formas de hacerlo:


  • Regalando unos minutos de tu tiempo a escuchar con atención. No a opinar, no a juzgar ni calificar. Solo a escuchar.
  • Participando con alguna organización de beneficencia donando alguna cantidad.
  • Ayudándole a un hermano a estudiar.
  • Llevando a un compañero de la oficina a su casa.
  • Luchando para que un miembro de tu equipo tenga mucho mejores condiciones laborales.
  • Aconsejando a un cliente.
  • A veces hasta una simple sonrisa hace el truco y le da más a quien le has sonreído que cualquier objeto material que le pudieses haber obsequiado.

Hazlo, escoge una persona hoy y haz algo por ella, mañana busca a otra y ayúdale también. Mantén viva esta práctica todos los días y no esperes nada a cambio, hazlo porque crees en ello y lo sientes parte de ti. Haz de este uno de tus más entrañables hábitos.

Te aseguro que pronto verás como tu vida es más satisfactoria y plena y que todos los días tendrás una fuerte razón más para sonreír.

Después de todo, como dice un viejo proverbio Hindú: “Siempre algo de la esencia de la rosa se queda en la mano de aquel que la da”.

domingo, 12 de agosto de 2007

Lee y aprende.


Sean sinceros. ¿Cuándo fue la última vez que levantaron un libro, un verdadero libro y no una revista de chismes o la sección de caricaturas del periódico y se sentaron a leer un poco?



Es realmente triste saber que la mayoría de la gente no vuelve a abrir un libro una vez que termina la Universidad.
Las razones, o mejor dicho los pretextos que dan son tan absurdos como “no he encontrado nada que me interese”, “entre mi familia y mi trabajo no tengo tiempo”, “los libros están muy caros” y el mejor de todos: “¿leer? Eso es de flojera, o sea no?”

Y luego nos sorprendemos porque la plática de algunas personas suena tan vacía y superficial que tendría más sentido ver una escena de la película de "Clueless" o porque hay adultos “profesionales” que no saben ni siquiera redactar correctamente una oración o peor aún no pueden por lo menos sostener una conversación que vaya más allá de lo que trato el capítulo de Desperate Housewives la noche anterior.

Lo que yo no puedo terminar de entender es como habiendo hoy tantas y tantas opciones para continuar nuestra formación, algunos dejen que la apatía invada sus vidas y dejen de esforzase por ser mejor.

Creo yo que una vez que la gente pierde el deseo de aprender es cuando dejan de crecer y como es natural, una vez que dejas de crecer, lo que sigue es decaer.

¿No les es razón suficiente? Bien. ¿Qué tal esta? La paga que recibes en la compañía para la que trabajas está directamente relacionada con el valor que añades a la organización, mismo que se desprende de forma directa de tus conocimientos. En otras palabras, entre más sabes, más valioso eres, así que si quieres ganar más, aprende más.

Sí, ya se que muchos estarán pensando que me equivoco y que están “devaluados” por la empresa para la que trabajan y que a pesar del alto valor que aportan, estas se han comportado ingratamente con ustedes.
Pues sí. Sí existen empresas que a sabiendas o por ignorancia caen en este grave, gravísimo error, pero la buena noticia es que siempre a la vuelta estará otra en la que definitivamente sí aprecien su peso, o mejor dicho conocimiento en oro.

Así que no dejen que la decepción ni la falta de curiosidad les invadan.
Continúen con su aprendizaje y dedíquense a enriquecer su vida, pues es su vida la que en particular se va a beneficiar. Como decía R. Sharma en El Monje que vendió su Ferrari: “Cuando lees un libro de alguien a quien respetas, siempre se te contagia algo de su talento”.

En verdad una gran idea leída en algún sitio puede cambiar completamente sus vidas.
¿Por qué? Porque leer generar conocimiento, Cuanto más conocimiento tenemos mejores elecciones podemos hacer y a mejores elecciones hechas, mejores los resultados que obtendremos.

¿Qué no tienen dinero para comprar un buen libro? ¿Qué no tienen tiempo para leer?

Existen muy diferentes fuentes en las que pueden conseguir un gran material de lectura y si dedican 2 minutos de su tiempo a pensarlo verán que hasta en su propia casa deben de tener por lo menos un buen libro legado de la familia o uno abandonado que desde el colegio nos recomendaron leer.
También, además de las bibliotecas públicas, hay librerías de material de segunda mano donde pueden encontrar grandes obras que leer; y si no acostumbran visitar ese tipo de librerías o no conocen ninguna, ni siquiera tienen que ir lejos de su casa, existen muchos, muchísimos blogs en la red donde miles de personas comparten su pensar diariamente, algunos de mis blogs favoritos son:
www.Robinsharma.com
http://sanderssays.typepad.com
http://makeitgreat.typepad.com
http://www.mekate.com

Ahora, si de tener tiempo para leer se trata, aquí les dejo 3 sugerencias muy sencillas que aplicar:

  1. Disciplina. Asegúrate de dedicar por lo menos 30 minutos diarios a una buena lectura. No a leer el periódico ni una revista, sino a un buen libro. Elige un tema, escoge el libro y todos los días dedícale tiempo a tu nuevo mejor amigo. Tal vez puedas empezar hoy mismo apagando un rato en la noche tu televisión.

  2. Blogea. Tómate unos minutos a la semana y visita uno que otro blog, te sorprenderá la cantidad de conocimiento que se comparte en la red y que está ahí listo para ser absorbido por ti.

  3. Como diría American Express en los años 90, nunca salgas de casa sin ella….Nunca vayas a ningún lado sin un libro bajo el brazo. Aprovecha el tiempo y úsalo a tu favor. La próxima vez que tengas que pasar 30 minutos en una sala de espera o en la fila del banco agradecerás traer contigo un buen libro que leer en vez de tener que entretener tu mente con algo tan útil como contar los focos que hay colocados en el plafón del lugar.


No quisiera terminar esta ocasión sin agradecer a GCI Group xico por haberme invitado a dar una plática sobre planeación estratégica en su reunión de capacitación e integración este fin de semana. Fue un honor compartir con ustedes y para ser muy sincero me dio mucho gusto ver que más de la mitad levantaron el brazo cuando les pregunté cuantos de ellos acostumbraban leer de verdad. Si fueron todos honestos en su respuesta, le auguro mucho éxito a esta organización.

domingo, 5 de agosto de 2007

Sé un líder.

Todos, no importa nuestra condición o posición dentro de una organización tenemos la obligación, como seres humanos, de convertirnos en un líder.

Esta anécdota, sucedió la semana pasada cuando un directivo se reunía con su equipo de trabajo para compartir información importante con ellos y aprovechar para escucharlos también.

Idea importante: Date siempre el tiempo de escuchar con detenimiento a tus colaboradores y amigos. Se que nuestras agendas siempre están retacadas de pendientes urgentes, pero pocas cosas valen tanto la pena como invertir tiempo para conocer y comprender los puntos de vista de las personas con quien compartes tus días.

En esta reunión el ejecutivo tuvo oportunidad de escuchar todas aquellas cosas que le aquejaban o frustraban a cada miembro del equipo. Uno a uno, cada integrante del grupo fue exponiendo sus molestias: “No tengo tiempo para hacer todo mi trabajo”, “Me pasan la información tarde y mal”, “No me dan el brief correcto”, “Creativo no me entrega a tiempo”, “Los clientes no nos entienden”, “Critican mi trabajo y no lo defienden”.

Todos dejaron ver sus malestares, pero nadie, ni una sola persona habló sobre soluciones. Nadie propuso ideas sobre como mejorar su situación, y mucho menos nadie aceptó su responsabilidad ante las situaciones que exponían.


Terminaban sus recuentos dirigiendo su mirada al director del grupo, como si el, como un viejo mago Merlín tuviera bajo sus mangas un abanico de soluciones místicas que pondrían fin a sus quejares.

Entonces, el solicitado “productor de milagros” tomó aquella enorme pila de argumentos, quejas y cargas emocionales que había recibido de sus compañeros y una a una…
…las fue devolviendo a sus procreadores y les dijo:
“Entiendo, comprendo y empatízo con cada una de las situaciones que presentan, sé como se sienten. En verdad lo sé, pero ¿Y qué están haciendo para cambiar eso? ¿Por qué nadie ha asumido su responsabilidad en todo esto y detecta qué es lo que tienen que hacer por su parte para que las cosas cambien? Díganme: Qué están haciendo hoy para ayudar a construirse una mejor situación?.”

¿Por qué será que la gente tiende a dejar el destino de su vida en manos de otro? ¿Por qué somos incapaces de aceptar que cada uno de nosotros somos responsables de nuestras acciones o falta de estas y en su lugar volteamos a ver al jefe o director del grupo para ver si este quiere convertirse en el “director” de nuestros actos para así poder decir “no fue mi culpa sino la de mi jefe”?

No me mal entiendan, no estoy diciendo para nada que la cabeza de un grupo deba desentenderse de la dirección del mismo. Para nada quiero decir esto, al contrario es por algo que está en esa posición, pero aunque parte de su responsabilidad es buscar la alineación del grupo y el bien estar del mismo, él o ella deben ser un facilitador y no el único ejecutor.

Entendámoslo de una vez por todas, no importa el lugar que ocupemos dentro del organigrama, ni el título escrito en nuestra tarjeta de presentación, o el tamaño o ubicación de nuestra oficina. TODOS SOMOS Y DEBEMOS ACTUAR COMO VERDADEROS LÍDERES.

Como dice Robin Sharma: “Tú eres el presidente ejecutivo de tus funciones”.
Me parece que fue un profesor de Stanford que dijo: “El verdadero liderazgo no es cuestión de prestigio, poder o estatus. Es cuestión de responsabilidad”.

Tal vez algunos al leer esto piensen algo así como “Si claro, dirás lo que quieras pero en la empresa donde laboro, los directores ni siquiera saben quien soy”. Y así quieran excusarse para permitirse pensar que lo que hacen no tiene consecuencias y no afecta ni favorece a quienes los rodean, pero no podrían estar más alejados de la realidad.
Comprendan ya: toda acción tiene una reacción y actúa como un gatillo liberando una serie de eventos que pueden beneficiar o afectar en mucho a muy distintas personas.
¿No me creen? Quizá Anita Rodick, fundadora de The Body Shop, lo haya explicado mucho mejor cuando dijo: “Si crees que eres demasiado insignificante para ejercer influencia, intenta irte a dormir con un mosquito en la habitación.”

Así que de la misma forma yo hoy les pregunto a ustedes: ¿Qué están haciendo hoy para hacer un mundo mejor, para construir una mejor vida para sus familias, para ustedes mismos y para su comunidad?

Como diría la Madre Teresa de Calcuta: “Si cada uno de nosotros barriera la puerta de su casa, este mundo sería un lugar limpio”.

Nota importante.

Los comentarios, reflexiones y recomendaciones aquí plasmadas son mi opinión personal, y no necesariamente reflejan la opinión de mi empleador.